La alerta sanitaria originada por el COVID-19 nos está permitiendo ver en tiempo real el funcionamiento del sistema de vigilancia e inteligencia epidemiológica de nuestro Sistema Público de Salud. Este sistema funciona de modo permanente pero ahora hay más detalles y los que estamos implicados en implantar sistemas de vigilancia e inteligencia en empresas no podemos desperdiciar esta ocasión para observarlo con detalle e inspirarnos para afinar y mejorar nuestros sistemas.
Por fortuna, en España, proteger la salud de las personas es una cuestión de interés público. Por eso la vigilancia epidemiológica está regulada por leyes nacionales y de la UE y complementadas con el
Reglamento Sanitario Internacional de la OMS.
Para cumplir la función de vigilancia se dispone del
Sistema Nacional de Alerta Precoz y Respuesta Rápida (SIAPR), que está conformado por una Red de centros de enlace autonómicos, coordinados por el CCAES. Este sistema permite la coordinación y comunicación rápida entre los nodos y define las normas de funcionamiento: criterios de actuación y evaluación, mejora de la prevención, preparación de acciones y coordinación de las medidas de respuesta.
Los servicios de salud tienen claro que la mejor arma para luchar contra las epidemias es la colaboración entre ellos, porque las enfermedades no conocen fronteras.
Esta crisis nos demuestra que, en los escenarios más complicados, los sistemas de vigilancia e inteligencia en red representan la práctica más potente para captar y validar señales de modo temprano, reaccionar rápidamente, analizar situaciones complejas, generar conclusiones y ayudar a la toma de decisiones.
Los sistemas de vigilancia e inteligencia en red están formados por nodos dispersos pero alineados con un reto común, formados por equipos especializados capaces de procesar, aportar valor y colaborar entre sí. Permiten alinear la vigilancia y el análisis con el aprendizaje conjunto y acelerado.
En CDE tenemos claro que un escenario colaborativo también puede aplicarse a un entorno empresarial, a partir del personal propio y de otros aliados que pueden tener una mejor visibilidad y capacidad de análisis de distintas señales. En resumen, las personas son las principales fuentes de información y evaluación de lo que ocurre en el entorno. Nuestra plataforma Hontza está diseñada para este escenario.
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